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fachadas 29.08.2023
Para garantizar el correcto funcionamiento de un Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE), es fundamental trabajar bien la preparación previa del soporte. Parte de esta preparación consiste en abordar y prevenir problemas de humedad que podrían comprometer la eficacia del sistema además de evitar futuras patologías.
La parte de la fachada en contacto con el suelo es una de las partes más delicadas en cuanto a problemas de humedades se refiere, de ahí la importancia de realizar una buena impermeabilización del zócalo como paso previo a la instalación del SATE. La humedad presente en el muro puede perjudicar seriamente la capacidad aislante de las placas de aislamiento, o también ocasionar el deterioro de la adherencia al soporte del adhesivo utilizado para la colocación de las placas, que tendría como consecuencia un posible desprendimiento del SATE en las zonas afectadas.
El Código Técnico de la Edificación, en el Documento Básico DBHS- 1, hace referencia a la impermeabilización de la base de la cimentación. Para el arranque de la fachada desde la cimentación: “debe disponerse de una barrera impermeable que cubra todo el espesor de la fachada a más de 15 cm por encima del nivel del suelo exterior para evitar el ascenso del agua por capilaridad, o adoptar otra solución que produzca el mismo efecto.”
En caso de haber humedad de remonte capilar, lo primero que debe hacerse es solucionar el foco que la genera, y en su defecto, emplear materiales impermeables y transpirables, y posteriormente, también debemos tratar la zona contra la acción de la humedad producida por las salpicaduras o la acumulación de agua de lluvia.
Si la rehabilitación es en un edificio antiguo, es prácticamente seguro que nos enfrentaremos a la carencia de barreras que impidan la entrada de humedad causada por la subida del nivel de agua freática. Por lo tanto, resulta imprescindible llevar a cabo un tratamiento previo de impermeabilización, el cual dependerá de la intensidad del fenómeno de capilaridad ascendente.
– En casos de muy baja intensidad, se procede a aplicar un revestimiento impermeabilizante en la superficie del muro. La altura a aplicar dependerá de la problemática en cada caso, 150cm habitualmente.
– Para situaciones de alta intensidad, se requieren tratamientos más complejos, como la implementación de barreras químicas antihumedad mediante la inyección de sustancias basadas en siliconas, como líquidos mineralizadores; o la creación de barreras físicas antihumedad mediante cortes en ambas caras del muro y su posterior relleno con mezclas impermeabilizantes o láminas impermeables, como las de polietileno.
Si la instalación del SATE tiene lugar en obra nueva, debería ser suficiente colocar el perfil de arranque a una altura mínima de 15 a 30 cm sobre el nivel del suelo, ya que estos muros suelen contar con esta barrera impermeable que impide el ascenso del agua desde el subsuelo.
Al tratarse de zonas en permanente contacto con humedades, en muchas ocasiones hay presencia de microorganismos como hongos, algas, etc, por lo que el primer paso es realizar una limpieza y desinfección de la zona. Para los casos más contaminados, lo habitual y recomendable será eliminar las zonas deterioradas y ejecutar un recrecido mediante un mortero impermeable como el Mortero Reperfilado Reparación BMB6012.
Aplicar, a brocha o a rodillo, el Mortero Impermeabilizador BME 18002/ BME 180L a consistencia de pintura en una franja de unos 50 a 150 cm por encima del suelo. Se trata literalmente de “pintar” las superficies a impermeabilizar, dando un espesor de capa no inferior a 1 mm ni superior a 1,5 mm (entre 1,5 y 2 kg/m2 de producto por capa) aproximadamente. Si la superficie es muy absorbente o estamos trabajando con calor, es conveniente humedecer antes la superficie (cuidado: no trabajar con el soporte mojado, sino húmedo).